La Señora Alicia

Alguna vez estuve indagando acerca del origen de mi nombre, la información obtenida apuntaba hacia mi abuela, pues fue ella quien insistió en que una de sus nietas debía llamarse Alicia, e intentó infructuosamente ponerle este nombre a 12 primas antes que a mi, hasta que logró convencer a mi mamá.

Pocos años antes de morir, mi abuela y yo tuvimos la oportunidad de conversar sobre este tema y pude preguntarle porqué quería que una de nosostras llevara ese nombre, y me contó una historia fenomenal acerca de una mujer maravillosa que le tendió la mano a ella y a mis tios, cuando llegaron a esta ciudad hace ya muchos años, desplazados por la violencia, despojados de sus pertenencias y sin un peso en el bolsillo.

La señora Alicia, era una mujer trabajadora que vivía cerca a donde llegaron a vivir mis abuelos, en un barrio de invasión llamado el SALAZAR, en el sector céntrico de esta ciudad, esta señora tenía un puesto de verduras en la plaza (Galería), que atendía con la ayuda de sus dos hijos mayores. Poco tiempo después de su arribo a la ciudad Alicia y mi abuela se hicieron amigas, y durante algunos meses, mi familia pudo comer gracias a la generosidad de esta señora.

Al cabo de un año mis tios mayores consiguieron empleos, las cosas en la casa de mis abuelos mejoraron y abandonaron para siempre este barrio, mi abuela y Alicia perdieron todo contacto, pero solían mandarse saludes y se mantenían al tanto de lo que pasaba en sus vidas a través de sus hijos. Mi abuela, que era una mujer bastante templada, jamás tuvo una amiga, la única persona a quien le profesó cariño y amistad, por fuera de los lazos sanguíneos, fue a esta mujer y así quiso rendirle un homenaje y expresar su gratitud: poniéndome por nombre Alicia.

Mi abuela murió hace ya 5 años, en una semana como esta, por estos días es muy común que todos mis familiares recordemos historias de esa mujer que nos dio la vida y el ejemplo, a la que tanto le debemos y a la que tanto adoramos, aunque ya no esté con nosotros. Y como no somos de misas ni cosas de esas, esta fecha la celebramos reuniéndonos a comer en casa de alguno de mis tios, hablando de mi abuela, acompañando nuestras nostalgias con anécdotas y abrazos, estando juntos, como siempre le gustó a ella vernos.