En mi lugar

Durante toda mi vida académica me he caracterizado por ser la más ñoña de las ñoñas, sentarme en la primera fila, tomar apuntes a dos tintas, no faltar a ninguna clase y por supuesto sacar las mejores notas del curso, tan, tan ñoña que resulto hasta antipática, me opongo al aplazamiento de exámenes, siempre hago las tareas, leo los textos, participo en clase, pregunto... en fin, imagínense el más insufrible de sus compañeros de clase y multiplíquenlo por dos: esa soy yo.

Este semestre he estado cursando un diplomado de introducción a la Economía, sobre el que ya escribí un post, confesando que este es un tema sobre el que no tengo ni idea, no entiendo, no me apasiona, pero me interesa. Este diplomado ha sido todo un Karma para mi, lo he intentado todo, ir a clase, concentrarme al máximo, leer cuanta bibliografía sugieren, pero igual no me fluye. De tal suerte que para la mayoría de mis compañeros de clase, soy la lenta del curso, me reciben en los grupos de trabajo como con lástima, como por hacerme un favor, y mi aporte usualmente se ha limitado a poner a disposición del grupo mis excelentes habilidades mecanográficas (dígito entre 50 y 60 palabras por minuto), mi oficina y mi impresora. Así es, triste y todo, pero tengo que admitirlo.

Estamos terminando por fin el tal diplomado, terminamos el 21 de noviembre, y el último módulo, que empezamos esta semana, es sobre aspectos tributarios, por fin me hallé, esto ya es un tema que además de que conozco manejo y estoy feliz, ayer el profesor nos sorprendió con una previa inesperada, era un cuestionario tipo test sobre una lectura que habíamos discutido lunes y martes, lo calificó en la misma clase y fui la única que tuvo todas las respuestas correctas.
Conformamos grupos para unas exposiciones que tenemos que hacer la próxima semana, y todos querían tenerme en su grupo, he vuelto a ser yo!!!.