Crónica

El miércoles en la noche efectivamente mi amiga y yo cumplimos con nuestros planes y nos fuimos de noche de solos y solas a un barcito ubicado en las afueras de la ciudad, como quiera que el clima estos días ha estado bastante lluvioso, y en este pueblo por una razón para mi desconocida, no se consigue un taxi cuando llueve, tuve que llevar mi carro, para evitar el riesgo de quedarnos por ahí varadas a media noche... llegamos a las 10 pm, encontramos el sitio medio lleno, (antes había gente con semejante aguacero), había muchos más hombres que mujeres, y la verdad esas miradas juzgonas masculinas alcanzaron a intimidarme, pero no importa a lo que vinimos, respire profundo y entramos, nos ubicamos en una mesa y pedimos la carta.

El sitio es bonito, agradable, amplio, iluminado, como me gustan, la música con un volumen tolerable, se puede conversar y la iluminación no es excesiva pero te permite ver a la gente que está a tu alrededor, hasta ahí todo muy bien, la carta incluía -por fortuna- cinco cocteles zanahorios de los cuales probé tres (estaba de conductora elegida), mi amiga optó por un Manhattan, media hora después ya nos acompañaban dos niños en la mesa, ellos muy bien vestidos y muy agradables, eran rolos y estaban por aquí de paso, buena compañía, buena conversación, la pasamos super chévere, pero eso de salir a mitad de semana es una maldición, muy a las 12 se nos convirtió la carroza en calabaza, teníamos que madrugar, mil cosas que hacer al día siguiente y a mi amiga ya se le estaban subiendo los cocteles... cambiamos teléfonos, nos despedimos y nos fuimos a dormir.

Hoy al mediodía me llamó uno de los citados sujetos y vamos a salir de nuevo con ellos esta noche... creo que la nochecita de levante cumplió su cometido, pasamos un rato agradable y conocimos un par de niños simpáticos. Definitivamente volvería a hacerlo.