Solidaridad Femenina

Una de las gestoras de mi oficina tiene un hijo, un día llegó a decirme que el papá de su hijo no cumplía con sus deberes económicos, y que yo que le podía recomendar que hiciera o en qué le podía colaborar, con el dolor de mi alma le dije que lo mejor que podía hacer era ir al consultorio jurídico de la Universidad, que allá un estudiante la asesoraba y le colaboraba, y eso hizo y no logró nada.

Ante sus apremiantes necesidades y la tranquilidad pasmosa del sujeto en cuestión, un día a ella se le ocurrió la brillante idea de presionar de otra forma: el tipo éste tenía una noviecita con la que pensaba casarse, y ella se enteró que la otra no tenía idea de la existencia de su hijito, así que le hizo la peor, buscó a la vieja y la puso al tanto de la situación, teniendo como resultado que el tipo se quedó sin novia.

Al día siguiente, furioso, el sujeto vino a buscarla aquí en el trabajo, ella pobrecita intentando evitar el escándalo se lo llevó para el pasillo, pero todos adentro alcanzábamos a escuchar perfectamente toda la conversación, en algún punto ella le dijo que lo único que quería era que le colaborara con los gastos de su hijo, ya que lo que ganaba no le alcanzaba y él simplemente le dijo que no, que no podía y que además después de lo que ella acababa de hacer, iba a tener que sacarle la plata a las malas, ella amenazó con demandarlo y el tipo soltó una sonora carcajada y le dijo que ella nunca iba a tener plata para pagarle a un abogado.

Ahí fue donde yo me metí, así funciona la solidaridad femenina, porque aunque no comparto las técnicas de mi compañera y pienso que nunca debió ir a decirle nada a la nueva novia del sujeto, si me dolió mucho oír la risa de este señor mientras le repetía que ella no tenía con qué pagarle a un abogado, así que yo mismita le embargué la moto y el sueldo y no cobré ni un sólo pesito. Por aquí estuvo en estos días, que mire que como cuadramos, que colabóreme, logré sacarle 3 milloncitos por los alimentos retroactivos y una cuota mensual futura de $230.000, que aunque no es mucha plata si es más de lo que mi compañera esperaba, y esta cara de satisfacción no me la quita nadie, por lo menos en unos días.