El Complejo de Cenicienta

Pocas cosas me enseñaron en mi casa en cuanto a costumbres morales y buenos usos sociales, tuve la fortuna de ser criada por mi padre que es un gran librepensador, que se limitó a enseñarme, principalmente con el ejemplo, que uno en la vida actúa según su propio criterio, hace lo que cree que está bien hecho, y trabaja para pagar sus cuentas y darse sus propios gustos, porque nadie está en la obligación de mantenerlo a uno.

Bajo estas simples premisas he desarrollado mi vida, y hasta hoy me han traído buenos resultados, considero que he tenido mis logros chiquitos, pero mios y muy bien logrados, y que tengo un nivel de vida decente, sin muchos excesos, pero puedo decir con la frente en alto que todo lo que hoy tengo lo he conseguido con mi trabajo, y obviamente con el inmenso apoyo moral de mi familia.

Esta introducción solo para plantear que, me aterra darme cuenta que el 90% de las mujeres de estas hermosas tierras cafeteras, viven esperando a que aparezca el príncipe azul que las va a sacar de pobres, sueñan con hacerse multimillonarias de un día para otro, sostienen empleos de la forma más mediocre que pueda verse sólo por que su meta no es el triunfo laboral, sino conseguir quién les comparta un dinero que no tengan que sudar, para convertirse en las orgullosas señoras de un fulano adinerado.

Recientemente he descubierto con horror, no solamente que es un pensamiento común en muchas jóvenes, sino que se ve en todas las edades, en todos los estratos y lo que es más alarmante en familias enteras, así la mamá que fracasó en su intento, anhela veladamente que su hija si pueda conseguir el príncipe, y para eso la educa con esa meta fija en la mente.

En los últimos días, han llegado a mi por diferentes fuentes, historias de estafas magistrales donde el común denominador es la ingenuidad de la víctima, que en todos estos casos es una mujer, que creyó que su estafador era ese príncipe anhelado y bajo este convencimiento entregó su dinero, su familia, su buen nombre y hasta su libertad.

Esforcémonos desde nuestros pequeños círculos de influencia, por crear un presente diferente, por hacerle entender a nuestros hijos, sobrinos, hermanos, amigos etc, que el amor es un sentimiento que se forja con el tiempo, que nadie que nos jure amor eterno tras una semana de conocernos tiene buenas intenciones, que el único amor verdadero y eterno es el propio, y que no hay nada más satisfactorio que conseguir logros con esfuerzos propios.

P.D. La sustentación fue un éxito rotundo, ya sólo me queda esperar a que nos fijen fecha para lo del grado, en poco tiempo seré profesional especializada, y tendré otro cuadrito para adornar mi pared, ja ja ja.